El dictador ha encontrado su punto máximo de excitación en las 'reflexiones', donde él tiene toda la razón y el mundo está errado.
Javier Gómez, La Habana | 05/09/2008
Es su gran debilidad y no ha podido negarlo jamás. El periodismo lo ha asustado de modo tal, que ha sabido mantenerse convenientemente alejado de las declaraciones imprevistas y a los reporteros incómodos les ha encontrado refugio en los más oscuros parajes de la geografía represiva de la Isla.
También es su gran pasión voyerista. No puede vivir sin la prensa, ni aun "en su lecho de muerte", como dice el viejo adagio. Para lograr que la excitación sea placentera, Fidel Castro ha diseñado el sistema de medios de comunicación más hermético y reverencial que se haya conocido jamás.
Sus maestros de periodismo bien podrían ser los viejos exponentes del amarillismo. Para Fidel, el axioma "No dejes que la realidad te estropee una buena noticia" funciona cual mecanismo de reloj. Sobre esa base ha signado su existencia y ha deformado la realidad nacional.
Su vida no es más que una larga entrega a la publicidad, y no a las "causas revolucionarias", como constantemente quieren hacer ver sus exegetas. No en vano se ha hecho acompañar desde Herbert Mathews, pasando por Luis Conte Agüero, hasta caer en sus últimos y menos fatigosos biógrafos: Gabriel García Márquez e Ignacio Ramonet.
EL RESTO AQUÍ……NO SE LO PIERDAN....
http://www.cubaencuentro.com/es/opinion/articulos/el-punto-g-de-fidel-castro-110253
Javier Gómez, La Habana | 05/09/2008
Es su gran debilidad y no ha podido negarlo jamás. El periodismo lo ha asustado de modo tal, que ha sabido mantenerse convenientemente alejado de las declaraciones imprevistas y a los reporteros incómodos les ha encontrado refugio en los más oscuros parajes de la geografía represiva de la Isla.
También es su gran pasión voyerista. No puede vivir sin la prensa, ni aun "en su lecho de muerte", como dice el viejo adagio. Para lograr que la excitación sea placentera, Fidel Castro ha diseñado el sistema de medios de comunicación más hermético y reverencial que se haya conocido jamás.
Sus maestros de periodismo bien podrían ser los viejos exponentes del amarillismo. Para Fidel, el axioma "No dejes que la realidad te estropee una buena noticia" funciona cual mecanismo de reloj. Sobre esa base ha signado su existencia y ha deformado la realidad nacional.
Su vida no es más que una larga entrega a la publicidad, y no a las "causas revolucionarias", como constantemente quieren hacer ver sus exegetas. No en vano se ha hecho acompañar desde Herbert Mathews, pasando por Luis Conte Agüero, hasta caer en sus últimos y menos fatigosos biógrafos: Gabriel García Márquez e Ignacio Ramonet.
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