El cadáver reposa en una cripta,
en la iglesia de San Giovani Rotondo, al sur de Italia. En reconocimiento a millares de curas milagrosas realizadas,
el Padre Pío, que era monje franciscano, fue canonizado por el Papa Juan Pablo II en 2002.
El arzobispo dice que el Vaticano tiene autorización para la exhumación. Sin embargo, un abogado, que representa a una sobrina
del Padre Pío que lidera una asociación de devotos del santo, dice que hará todo lo que sea posible para impedir
la profanación de los restos mortales del religioso. Padre Pío, que pasó la mayor parte de su vida en San Giovani Rotondo
y allí murió a los 81 años de edad, era un "estigmatizado": sus manos vertían sangre copiosamente,
llagas asociadas al martirio de Jesucristo.
Durante años el Vaticano se opuso al culto del Padre Pío que, no obstante, creció, especialmente en Italia. Posteriormente, la cúpula de la Iglesia cambió su postura al distinguirlo con la gran honra de la santificación.
En las diversas etapas del proceso de canonización, primeramente, el monje fue proclamado "venerable",
en enero de 1990; en 1999 fue beatificado y se volvió santo el 16 de junio de 2002, denominado
San Pío de Pietrelcina. El día del Padre Pío es el 23 de setiembre.